Una representante de la protectora ‘7 galgos’, de Almería, ofreció un galgo en adopción y le encontró una familia de acogida a las pocas horas de haber sido robado, a pesar de que el animal estaba tatuado, contaba con microchip, había sido identificado mediante ADN y estaba registrado en la Federación Española de Galgos.

El pasado sábado 10 de junio, a las 10 de la noche, en Almería tuvo lugar el robo de tres galgos, dos de ellos cachorros. El propietario de éstos, cazador, acabada de regresar con ellos tras dar un paseo por el campo cuando entró en su casa para coger unos objetos personales, dejando a los canes atados en la puerta. Cuando salió instantes después, los animales habían desaparecido.

Todo indicaba que detrás de esa desaparición estarían las mafias organizadas para robar galgos cazadores, una lacra cada vez más habitual en España, como posteriormente dio a conocer a la Guardia Civil. Concretamente, el cazador perdió una galga adulta y dos cachorros, todos ellos tatuados, con microchip e inscritos mediante ADN en el Libro de registro de la Federación Española de Galgos.

Tras hacer una búsqueda por Internet, a las pocas horas apareció una foto de la cachorra en una publicación de Facebook realizada por una integrante de la protectora ‘7 galgos’. Según afirmaba la usuaria, la cachorra acababa de ser encontrada y buscaba casa de acogida. No habían pasado ni 24 horas desde su desaparición y la galga ya tenía una familia interesada en adoptarla.

Protectora y veterinaria afirman no haber visto nunca el galgo en adopción

El propietario ha declarado que se puso en contacto con la protectora, la cual afirmó no haber visto al galgo en adopción nunca. Pero el mensaje difundido a través de Facebook no parecía indicar lo mismo, puesto que los azulejos sobre los que descansaba la cachorrilla cuando la fotografiaron para ponerla en adopción son idénticos a los que aparecen en otras publicaciones similares de la propia protectora.

Del mismo modo se puso en contacto con una clínica veterinaria a la cual se refería la publicación de Facebook. El cazador comentó a la Guardia Civil que al preguntar por la perra le confirmaron que ya estaba adoptada, pero que al indicarles que él era su legítimo propietario la veterinaria adoptó el mismo comportamiento que la de la protectora, asegurando no saber nada de ella.

Tras poner el caso en manos de la Guardía Civil, la perra fue devuelta a su propietario, sin embargo los otros dos galgos siguen desaparecidos y la incógnita de quién perpetró se mantiene en el aire.